21 de febrero de 2007

El Francés

Fedor M. Dostoievski, apenas estuvo unos días en Paris.

Dijo de esa ciudad que se hubiera muerto de aburrimiento en ella, a no ser por la cantidad de obras de arte que posee (claro que un par de días antes venia de perder las pocas monedas que le quedaban en un casino en Suiza o Alemania, ya no recuerdo...).

Dijo de los franceses que "bajo la apariencia de ser corteses y atentos, lo único que realmente les interesa es el dinero".

Fabuloso como en poco tiempo pudo entender la esencia profunda de este pueblo.

El francés medio, mas que un ser racionalista, es un tipo concreto. Le gusta lo que ve y lo que puede palpar. Claro que no hay que exagerar y que existen en Francia excepciones, Juana de Arco fue una, Santa Teresita del Niño Jesús, otra. Y eso es lo que tienen las excepciones en Francia: son santos. Pero la gran mayoría de los franceses vive ahorrando para mañana. Y mañana estalla la tercera guerra y todo queda hecho polvo, pero no importa, igual hay que ahorrar. Generaciones de avaros a lo Moliere hicieron de golpe y porrazo posible el despilfarro de Versailles. Algo de Shylock hay escondido en las profundidades del alma de todo francés.

El francés necesita de su seguridad, tanto como de su baguette de pan diaria. Y no es un chiste. Necesita que las cosas funcionen, porque si no se despierta un día y prende fuego a medio país. Como hizo el día de la revolución. Ese día la excepción fue el ejército de mártires del Sagrado Corazón.

Necesita de los campanarios de sus iglesias, aunque aborrezca sus curas, necesita de rígidos ritos, aunque ya no le quede fe. Necesita de su pasado de gloria, necesita de la tranquilidad de su campiña con sus vacas y sus alambrados. Y en ese paisaje calmo, el francés queda librado al demonio de todos los excesos...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, aunque creo que el francés "de provincia" no es tan así.

Gilles de Rais dijo...

Estimado CyF

Gracias por su mensaje.

Efectivamente el francés de provincia es distinto; mas que el francés de provincia, le diría que el campesino francés es distinto. Pero creo que algo similar ocurre en todos los países, las tradiciones siempre las guarda el pueblo y rara vez las elites mundanas que solo se mueven al compás de modas. Pero eso da para una larga discusión y otro post… Abrzz,

Santiago

elixires dijo...

me gusta mucho cómo has escrito este texto, la forma quiero decir.
el fondo, es un poco durillo, pero bueno, sí, quizas lo merecen.
saludos a ti desde la RA