17 de abril de 2007

Sobre izquierdas y derechas (en tiempos electorales)

(…)

Que el mundo fue y será una porquería
ya lo se en el quinientos diez
y en el dos mil también
que siempre ha habido chorros
maquiavelos y estafados
contentos y amargados
varones y doblés
pero que el siglo xx es un despliegue
de maldad insolente
ya no hay quien lo niegue
vivimos revolcados en un merengue
y en el mismo lodo todos manoseados.

(…)

Igual que la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclado la vida
y herida por un sable sin remache
ves llorar la biblia junto a un calefón.

(…)

Bien pensantes.

O los que piensan bien. De acuerdo a lo que está previamente establecido, como bien-pensar.
Uno creía que pensar bien, es ordenar ciertas ideas a un determinado fin en búsqueda de la Verdad. Pero no. Nada de eso. Estábamos equivocados. Al menos eso nos han dicho.

Y menos mal, que nos lo han dicho una y otra vez. Si no, tal vez hubiésemos hecho caso omiso de las recomendaciones y seguiríamos pensando cualquier disparate.

Bien-pensar es decir todo lo que no choque la conciencia cívica-timorata-ciudadana-solidaria-y-fraternal de los medios de comunicación, que son los únicos que tienen permitido establecer que puede y que no puede pensar y decir o callar el vulgo. El nuevo Index librorum prohibitorum, aunque ya no romano. Y siquiera se escribe en latín.

Y los bien pensantes, o, los buey-pensantes, son aquellas personas que sin pensar demasiado toman exaltadamente partido por uno u otro bando. En tiempos electorales, Izquierda o Derecha.

Y siguen rígidamente, tal las consignas militares, si izquierda, izquierda, si derecha, derecha.

Y forman parte de la misma mascarada. La mascarada democrática de las republicas demos-gracias. Perdón, demos-críticas, digo demos-cráticas.

Habitualmente la derecha está más cerca del pensamiento católico. Depende. Depende de qué derechas y de qué católicos. Si bien eso cierto para la España del 36, no lo es para la Francia del 2007.

(…) vivimos revolcados en un merengue/ y en el mismo lodo todos manoseados (…).

Izquierdas y derechas forman actualmente parte del mismo sistema de pensamiento único. O de no-pensamiento.

Los políticos de derecha, y aun peor, algunos políticos que se dicen católicos, en estos tiempos se desviven explicando que es lo que quisieron decir cuando dijeron… y diciendo que es lo que no quisieron decir y porque no lo dijeron y diciendo que es lo que no debe mal-interpretarse de lo que dijeron.

Porque las palabras han perdido su sentido y porque las inteligencias andan descarriadas para interpretar lo dicho. Y, entonces, para ganar voces y votos en el sistema, los políticos, andan atajándose de todos lados. Y su discurso, se vuelve incomprensible. O peor, incoherente. Y su barco hace agua. Porque siempre alguno escollo insalvable encuentran. Y se terminan hundiendo.

Claro. No pueden decir que son nacionalistas. Porque aquí nacionalista, rima con nacional-socialista. Y si bien lo ultimo es aceptable, lo primero no. Y los dos juntos menos. De nacionalista a fascista hay un sólo paso y de fascista a nazi, ninguno. Y todos sabemos que la única palabra que horroriza a nuestros contemporáneos es esa.

Tampoco pueden decir que son católicos. Desde la ley de 1905 que separa el poder temporal del poder espiritual está mal visto hablar de religión. Al menos de religión católica. Porque de otras… Y en épocas de proclamada laicidad, el catolicismo queda reservado para el “ámbito privado” o cuando menos “personal” de la vida de cada uno. No vaya uno a decir demasiado fuerte que Dios existe. Es que no hay que olvidarse que la diferencia en la carrera democrática la hacen los votantes. Y los votantes católicos, no son mayoría. Y la no-mayoría siempre pierde. Y a nadie le gusta estar en el equipo que siempre pierde.

Hablar de la Patria? Imposible en estos tiempos de amor fraternal por la humanidad entera y de tratados de derechos humanos y principios de no discriminación. Tierra de los padres? De qué padres? Contestan algunos. Y no hay que olvidarse que muchos de los padres de los nuevos ciudadanos vienen de otras tierras. Y que sus hijos tienen problemas de “integración”. Y que no hay que remover viejas heridas.

Sobre qué se puede discutir entonces? Familia? Un poco. Aunque ya no se discute por las familias. Si no, que se discute qué es familia. Y a quienes menos les importa, más quieren desnaturalizarla y destruirla. Y ya casi todos bregan por el derecho a la familia homosexual y por la adopción plena para parejas de un mismo sexo.

No se puede discutir sobre Dios, no se puede discutir sobre la Patria, no se puede discutir sobre la Familia, el bien común anda olvidado en un ropero y quieren hacernos creer que las discusiones pre-electorales tratan los temas más importantes de la vida social.

Claro que siempre se puede discutir sobre jubilaciones, aumentos o rebajas de impuestos y cantidad de desempleados. Y, generalmente, eso es lo único sobre lo que se discute. E izquierdas y derechas pelean con la misma convicción por una rebaja o un aumento de impuestos futuros. Y se rasgan las vestiduras.

(…) Igual que la vidriera irrespetuosa/ de los cambalaches se ha mezclado la vida/ y herida por un sable sin remache/ ves llorar la biblia junto a un calefón (…)


Ya no me quedan ganas de decir que soy de derecha, al menos de esa derecha. Al menos aquí y ahora. En otros tiempos y lugares, no sé.

Prefiero decir que soy católico y nacionalista. Tal vez alguno dirá que soy un fascista. Si amar a Dios y a la Patria es ser fascista, entonces con mucha honra lo soy.

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